domingo, 29 de agosto de 2010

El karma de los sobrecalificados, a quienes les ofrecen contratos por debajo de sus expectativas

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Soy administradora de empresas, tengo una especialización en logística comercial, hice un máster en comercio internacional de la Universidad de Valencia, estudié inglés siete meses en Londres, hablo italiano e hice dos diplomados".

Así se presenta Gina Díaz, bogotana de 30 años, quien ya perdió la cuenta de las empresas que le han ofrecido trabajo que podría hacer un técnico profesional o un practicante.

Con ella se sienten identificados desde sus hermanos hasta profesionales de todas las ramas. El problema es que ya es una tendencia, según Ricardo Bonilla, del Centro de Investigación para el Desarrollo (CID) de la Universidad Nacional.

"El mercado no está saturado de profesionales, pero como hay más, las empresas empezaron a reemplazar con ellos a los bachilleres, y quieren pagarles lo mismo o un poquito más. Y como tienen poca experiencia, los jóvenes lo aceptan", explica Bonilla.

Otros, "por el síndrome del afán", se enganchan en posgrados sin haber pasado por el mundo laboral, lo que solo favorece a quienes se dedicarán a la investigación, agrega Isabel Londoño, coach (guía) educativa y laboral.

Un mal en aumento

El año pasado, el 19 por ciento de los egresados de educación superior que tenían empleo estaban vinculados con contratos no laborales, y en el 2010 la cifra subió a 22 por ciento. Además, tres de cada 10 profesionales están desligados del mercado laboral, estudiando o buscando empleo.

Londoño, aunque afirma que la sobrecalificación puede ser un 'mito', piensa que los estudiantes colombianos sufren "el síndrome del afán" respecto a los posgrados.

De hecho, las instituciones tienden a ofrecer, cada vez más, la opción de cambiar la práctica profesional por materias de maestría, lo que puede retrasar el enganche laboral.

Jorge Tabares, jefe de prácticas de Eafit, cree que el problema no está en que los estudiantes hagan posgrados rápido, sino en que no combinen estudio y trabajo, incluso desde el pregrado.

"Esto da un plus frente al que escribe una monografía o hace práctica social dos horas a la semana", afirma. Lo dice con conocimiento de causa, pues en su claustro existe la opción de acelerar el posgrado.

La clave, dice Londoño, es seguir una máxima: "que una persona no tenga experiencia y sí mucha educación es peor que tener experiencia sin educación".

'Me rechazan por un software'

"Ya perdí la cuenta de las veces que he llegado a la etapa final de los procesos de selección. He tenido más de 10 entrevistas de trabajo desde noviembre del año pasado, y no consigo nada.

Parece que nadie aquí valora que tenga maestría, y menos en comercio internacional. A las agencias de aduana, que serían mis potenciales empleadoras, les interesa que sepa manejar un programa de computador para hacer importaciones. Para eso no se necesita ni un pregrado.

Aunque sumados tengo cinco años de trabajo, buscan experiencia muy específica. Por ahora vivo donde mis papás a mis 30 años y sigo haciendo más cursos. Lo que no haría sería inscribirme a un doctorado".

Gina Díaz

'Estudié sin pensar en la salida laboral'

"Soy comunicadora social. Me cansé de trabajar tres años por entre 600 y 850 mil pesos y me vine de Bucaramanga a Bogotá. Gasté 5 millones en un curso de inglés, hice una maestría en Literatura, y ahora gano 600 mil pesos. Mis papás pagan mi arriendo y me ayudan a llegar a fin de mes cuando estoy sin plata.

Yo no me arrepiento de los estudios que tengo, porque el conocimiento es fundamental, pero me dejé guiar por el corazón y no por lo monetario. La gente debe pensarlo más, porque las carreras no son gratuitas, son costosas".

Katerine

La clave, mirar bien las opciones

Salvo que estudie ciencias básicas o piense dedicarse a la investigación, es aconsejable esperar entre dos y cuatro años antes de hacer un posgrado.

Aunque las maestrías parecen estar de moda, si su interés es adquirir un conocimiento práctico, prefiera una especialización.

Combine los estudios, al menos, con empleos de tiempo parcial o esporádicos que le permitan hacer contactos y mejorar la hoja de vida.

Si va a desconectarse del mundo laboral para estudiar tiempo completo, lo ideal es que tenga un proyecto de negocio o la posibilidad de hacer consultorías.


F eltiempo.com

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